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Inflación mayorista: nivel más bajo desde mayo de 2020

El INDEC reportó un descenso de productos claves, especialmente los commodities.

Por REDACCION

  • Se atribuye a la caída de los precios internacionales de los productos agropecuarios y energéticos.
  • La inflación minorista mostró una tendencia contraria en agosto

La inflación mayorista en Argentina mostró una desaceleración significativa en agosto, alcanzando un aumento del 2,1%, su nivel más bajo desde mayo de 2020. Esta reducción contrasta con el 3,1% registrado en julio y se atribuye a la caída de los precios internacionales de los productos agropecuarios y energéticos, así como al ritmo controlado del tipo de cambio oficial, conocido como «crawling peg», que el Banco Central implementó desde principios de año.

El descenso en la inflación mayorista, reportado por el INDEC, refleja un ajuste en los precios de productos clave, especialmente los commodities. La baja más notable se observó en los productos primarios de origen agropecuario, que pasaron de un incremento del 7% en julio a solo un 2,5% en agosto. Por otro lado, el precio del petróleo y el gas se desaceleró del 3,3% al 1,8% en el mismo periodo, arrastrado por la caída global de precios.

En el ámbito internacional, los precios de la soja, uno de los principales productos de exportación de Argentina, se desplomaron un 16% entre el 15 de julio y el 15 de agosto, mientras que el petróleo registró una caída del 4,7%. Esta reducción de precios ha sido clave para frenar la presión inflacionaria mayorista, ya que muchos de estos bienes están directamente relacionados con los costos internos.

Contrastes entre inflación mayorista y minorista

Pese a la caída en los precios mayoristas, la inflación minorista mostró una tendencia contraria en agosto. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) aumentó un 4,2%, superando el 4% registrado en julio, impulsado principalmente por los servicios regulados, como las tarifas de electricidad y gas, y el transporte público. Esta divergencia entre los índices mayorista y minorista refleja la naturaleza de los bienes considerados en cada medición. Mientras que el IPIM se centra en insumos transables, el IPC incluye una mayor proporción de bienes y servicios «no transables», que están menos influenciados por las fluctuaciones globales.

La desaceleración de la inflación mayorista plantea un panorama más optimista en el corto plazo, pero no está exenta de riesgos. Gabriel Caamaño, economista de la consultora Ledesma, advirtió que «el IPIM está convergiendo rápidamente al ritmo del crawling peg», pero los precios minoristas aún se encuentran presionados por factores estructurales y la inercia inflacionaria de los servicios regulados. Esto genera preocupación sobre el impacto que podría tener en la economía real, en especial en los consumidores finales.

En términos interanuales, la inflación mayorista se ubicó en un 218,4%, una cifra alta, pero inferior al 236,7% reportado para la inflación minorista. Este descenso rompe una tendencia de ocho meses consecutivos en los que los precios mayoristas crecieron más rápido que los minoristas, y podría ofrecer cierto alivio a las empresas y sectores productivos si se sostiene en los próximos meses.

El sector de la construcción también muestra signos de moderación

Por su parte, el costo de la construcción también se desaceleró en agosto, con un aumento del 1,6% frente al 1,8% de julio. La mano de obra, que apenas creció un 0,7%, fue el principal factor detrás de esta moderación. Esto es relevante para un sector que ha sufrido fluctuaciones significativas en los últimos meses, y cuya recuperación sigue dependiendo de las condiciones macroeconómicas y la estabilidad del tipo de cambio.

Es clave señalar que, si bien la desaceleración en la inflación mayorista representa una buena noticia para la economía argentina, especialmente en un contexto de alta volatilidad, persisten interrogantes sobre la sostenibilidad de esta tendencia.

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