Por REDACCION
La entidad internacional emitió su preocupación por el consumo que genera la moneda virtual y su impacto ambiental.
- El FMI mostró su preocupación ambiental relacionada al trabajo de los mineros de Bitcoin
- La industria de la minería de Bitcoin respondió que el impacto ambiental de sus operaciones fue sobreestimado
El Fondo Monetario Internacional (FMI) lanzó una advertencia contundente sobre el impacto ambiental de la minería de Bitcoin y los centros de datos de inteligencia artificial (IA). En su última publicación, el organismo internacional propuso un incremento del 85% en el precio de la electricidad para las empresas dedicadas a estas actividades, argumentando que es una medida necesaria para reducir las emisiones de CO2 y alinear a estas industrias con los objetivos globales de sostenibilidad
De acuerdo a lo detallado por el FMI, la minería de Bitcoin, junto con los centros de datos de IA, representa ya un 1% de las emisiones globales de carbono, una cifra que podría aumentar significativamente si no se toman medidas correctivas. Proyecciones de la Agencia Internacional de Energía (IEA), aseguran que el consumo de electricidad de estas actividades podría alcanzar el 3,5% del total mundial en tres años.
Los fundamentos de la minería de Bitcoins
Los fundamentos de la minería de Bitcoins.
La minería de Bitcoin es un proceso fundamental para el funcionamiento y la seguridad de esta criptomoneda. A través de ella, se validan y registran las transacciones de Bitcoin en una cadena de bloques (blockchain), lo cual garantiza que las transacciones sean únicas y legítimas. Los mineros, que son personas o entidades con equipos informáticos especializados, conectan sus dispositivos para formar una red descentralizada entre pares.
De esta manera, utilizan sus computadoras, conocidos como nodos, para resolver complejos rompecabezas matemáticos que permiten validar las transacciones y agruparlas en bloques.
La otra cara de la moneda.
Ante el planteo del FMI, la industria de la minería de Bitcoin respondió que el impacto ambiental de sus operaciones fue sobreestimado. Diversos informes recientes indican que una gran parte de la energía utilizada en la minería de Bitcoin proviene de fuentes renovables. De hecho, según un estudio del inversionista Daniel Batten, nueve de cada diez informes publicados en los últimos dos años sobre el impacto ambiental de la minería de Bitcoin señalaron externalidades positivas.
Según su argumento, una de las principales ventajas de la minería de Bitcoin es su flexibilidad. A diferencia de otros centros de datos, los mineros pueden reducir o incluso detener su actividad sin causar un colapso en la red. Esto les permite adaptarse mejor a las capacidades de las redes locales de energía, ayudando a balancear la carga.
Además, en regiones donde la producción de gas natural genera excedentes, algunas empresas establecieron granjas de minería cerca de los pozos petroleros para utilizar el gas en lugar de quemarlo, una práctica que no solo reduce el impacto ambiental, sino que también mejora la rentabilidad.
Pese a esto, para el FMI la solución pasa por un incremento drástico en el costo de la electricidad, una medida que, según el organismo, obligaría a las empresas mineras a reducir su consumo energético y, con eso, su impacto ambiental.
Mientras el FMI insiste en la necesidad de un aumento sustancial, la conversación sobre el impacto ambiental de las criptomonedas está lejos de terminar, y dependerá de cómo evolucionen las políticas energéticas y las innovaciones tecnológicas en los próximos años.